Nutrición para el planeta, por Andrea Arnáiz dietista-nutricionista Burgos

Normalmente, los nutricionistas escribimos posts sobre lo que nos corresponde: nutrición, alimentación, dietética aplicada a casos concretos… y con menos frecuencia hablamos sobre compra sostenible (aunque he de decir, que muchos de mis compañeros llevan ya tiempo escribiendo sobre ello)

¿Sabes que por cabeza cada español consume anualmente 15 kilos de plástico en forma de envases? Con lo poco que pesa una botella, intenta imaginarte el volumen que pueden ocupar todas las botellas que harían esos 15 kilos… Eso si, mejoramos mucho con el tema de las bolsas desde que empezaron a cobrarlas en los supermercados. Esos centimillos, qué rabia nos dan…

¿Qué noticias tenemos de otros materiales relacionados con la alimentación? Del vidrio, consumimos por cabeza 91 botellas. 59 las reciclamos, y con la energía que se ahorra de reciclar una botella, podemos mantener encendida una bombilla casi un día. Sobre el papel (etiquetas de productos, publicidad del súper…), consumimos unos 17 kilos cada uno. Por no hablar de la comida que tiramos.

Hasta aquí muy bien. Estos números u otros parecidos seguro que ya los habías oído en otras ocasiones. Vale. ¿Pero qué podemos hacer?

Está claro que porque tú y yo intentemos reducir nuestro consumo y/o reciclar, no vamos a conseguir gran cosa. Pero si poco a poco vamos tocando la conciencia de los que tenemos alrededor, quizá algún día consigamos algo. Es nuestro planeta, es nuestra casa.

comocomo_nutricionista_burgosEn mi día a día, procuro aportar mi granito de arena así:

-Me aseguro de ir a hacer la compra siempre con bolsas (y no es por los centimillos, 😉 ). Igual que no me marcho de casa sin llaves y sin cartera, no voysin antes coger una bolsa.

-Hago la compra con frecuencia, por lo que muchas veces compro “uno de lo que sea”: una berenjena para asar en una escalivada con más verduras, un calabacín para un puré… No necesitan ir en una bolsa de plástico a pesarlos si los coges de uno en uno. Yo les pongo la pegatina directamente sobre la piel. A veces a las cajeras les hace gracia el invento.

-No compro bajo ningún concepto la fruta o la verdura envasada. Seguro que todos hemos visto esos envases de granizado llenos de fruta pelada y cortada, como si llevar un plátano en el bolso y pelarlo costase tanto… o las bandejas con las verduras preparadas para puré, como si elegirlas por nosotros mismos nos fuera a hacer estallar la cabeza.

-Intento comprar alimentos cuyo origen sea lo más cercano a mi por varios motivos:

1.- Favorezco la economía de productores locales, vecinos como tú o yo.
2.- Cuando algo que viene de muy lejos cuesta tan poco, muchas veces es porque los trabajadores están mínimamente remunerados y con pocos o nulos derechos. Por eso nos llega a esos precios (precios con los que, por cierto, el productor del punto 1 no puede competir y se ve obligado a exportar).

3.- Cuando algo viene de muy lejos, consume en el viaje petróleo, consume energía para la refrigeración, consume, consume, consume…

-Procuro que mi fuente de proteína animal, en forma de carne y pescado se limite al fin de semana. Durante la semana la obtengo de legumbres y derivados, también de lácteos y huevos. (Si, sé que podría hacerlo mucho mejor)

No me digas que no es bastante sencillo hacer una compra y alimentarnos de un modo un poco más responsable con el planeta. Es nuestro hogar, si no lo cuidamos nosotros, ¿dónde vamos a vivir?

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